Le digo al niño que soy, que está todo bien.
Que los amaneceres no registran moros en la costa.
Aunque el arquero del corazón hace rato perdió el invicto,
y en la fila de soldados hay algunos
que no pueden levantarse;
el primer dibujo que hicimos en el vidrio empañado,
aún puede verse.
Le digo que el mar de dudas y de soles cotidianos
sigue conviviendo ahí dentro, sin problemas.
Que la promesa que nos hicimos
tiene una salud de hierro y es tan terca como una mula.
Por eso camino con él hasta el balcón que se asoma
a este tiempo bárbaro y descarnado,
para iniciar juntos el trecho que nos queda.
Jorge Luis Carranza
Que los amaneceres no registran moros en la costa.
Aunque el arquero del corazón hace rato perdió el invicto,
y en la fila de soldados hay algunos
que no pueden levantarse;
el primer dibujo que hicimos en el vidrio empañado,
aún puede verse.
Le digo que el mar de dudas y de soles cotidianos
sigue conviviendo ahí dentro, sin problemas.
Que la promesa que nos hicimos
tiene una salud de hierro y es tan terca como una mula.
Por eso camino con él hasta el balcón que se asoma
a este tiempo bárbaro y descarnado,
para iniciar juntos el trecho que nos queda.
Jorge Luis Carranza
2 comentarios:
No lo puedo creer, todos los premiados gente que admiro mucho, muchísimo, este es el caso de Jorge Luis, aparte compañero del Boletín Literario Basta ya!
Felicitaciones Jorge, porque tu poesía, siempre ha originado mi mayor admiración.
Lily Chavez
Hermoso poema Jorge Luis,eso de andar transitando la vida y de conservar el niño que fuimos y seguimos siendo me parece maravilloso.Felicitaciones
Rosa Lía Cuello
Publicar un comentario